viernes, 9 de septiembre de 2011

LA DEVOCIÓN AL CRISTO PREDICADOR EN LA LAGUNA

LA DEVOCIÓN AL CRISTO PREDICADOR EN CANARIAS Y SU ANTIGUO PASO EN LA LAGUNA

 

La imagen de Jesús que, a lomos de la «burrita», procesiona cada mañana del Domingo de Ramos en el paso de la Entrada en Jerusalén era antiguamente el protagonista de un paso perdido, el de la Conversión de la Magdalena. Se trata de un pasaje previo a la Pasión muy apropiado para ilustrar a los fieles sobre la penitencia propia del tiempo de Cuaresma, de la preparación espiritual para la plena vivencia de la Semana Santa. Los cuatro evangelistas recogen, aunque con variantes, el episodio en el que una mujer pecadora —sólo Juan la identifica con la hermana de Lázaro— unge arrepentida a Jesús con perfume; el Señor entonces le perdona sus pecados: la purifica[1]. En la imaginería procesional isleña la escena queda representada por la figura sedente de Jesús en actitud de bendecir —o de absolver—, y a sus pies la Magdalena de rodillas.
Los datos concretos referidos a varias poblaciones de las Islas confirman que esta iconografía fue introducida en los desfiles procesionales canarios en el tercer cuarto del siglo XVII. El primer caso documentado es el de Icod de los Vinos, anterior a 1658, cuando María Magdalena de Évora y su hijo, el licenciado Gonzalo Báez Borges, entronizaron en su capilla del convento franciscano las imágenes de «Christo Redentor nuestro sentado en silla y la de la gloriosa Santa María Magdalena». Junto a ellas, salían cada Lunes Santo a la calle «las imáxenes de los doce apóstoles, todas de talla al natural»[2], que compondrían una procesión muy vistosa calificada años después por el presbítero Francisco Pérez de Amaral como la más famosa de las Islas[3]. A esto contribuía sin duda la calidad de la efigie del Señor, que Juan Gómez Luis-Ravelo ha propuesto atribuir al imaginero flamenco establecido en Sevilla José de Arce[4].
Pensamos que el éxito de la procesión icodense y de su paso principal puede explicar la difusión de esta iconografía en Canarias. Las fechas en las que sabemos fueron instituidas algunas de estas nuevas procesiones así parecen señalarlo: hacia 1662 en Garachico[5], 1665 en el Realejo de Abajo[6], 1667 en La Orotava[7], 1668 en Las Palmas[8], 1672 en La Laguna[9] y sobre 1682 en Santa Cruz de Tenerife1[10]. Queda pendiente valorar si este paso procesional resulta una innovación isleña, pues en el ámbito hispalense —que en otros aspectos fue modelo— no existió1[11]. Por otra parte, si en efecto la imagen de Icod fue realizada en Sevilla, sus patrocinadores debieron trasladar al autor indicaciones precisas sobre la escenificación del paso; a este respecto se presenta particularmente atractiva la personalidad del sacerdote Gonzalo Báez Borges.


Las religiosas dominicas del Monasterio de Santa Catalina de Siena poseen un lienzo que responde a esta iconografía y que, probablemente, se inspira en las imágenes que recibían culto en la Iglesia de los Remedios. El Señor, con capa y túnica moradas, bendice con su mano derecha. Está sentado en una silla tapizada en rojo, el mismo color del cojín sobre el que descansan sus pies, y elevado sobre un altar en cuya mesa hay dispuestas flores cortadas. En la zona inferior figura la Magdalena de tres cuartos, con la cabeza inclinada y la mano izquierda sobre el pecho, en un gesto que transmite sumisión y arrepentimiento. Aunque no se aprecia bien por el deterioro de la pintura, seca con sus cabellos el perfume con el que había ungido los pies de Jesús (Lc 7, 38). Las propias características del óleo, que juzgamos obra anónima local de en torno a 1700, avalarían que estamos ante un retrato —con ciertas licencias— del primitivo paso de la Conversión de la Magdalena.
No son muchos los datos que hemos reunido sobre otros aspectos de esta procesión. En 1724 el hermano mayor, Luis de Quesada Molina, expuso en una junta «la falta de aseo y prevención para el culto del paso de la procesión del Domingo de Ramos por la tarde», tomando a su cargo «este cuidado». Al concluir su mandato en 1726 ofreció cien pesos para «el vestido del Señor Predicador (...) para túnica y manto». Dos años después se agradeció al hermano mayor saliente, Nicolás Saviñón, haber hecho a su costa «así de madera como de pintura» las andas del paso[13].
Aunque ignoramos los detalles de su itinerario, sabemos que la procesión transitaba por calles de las dos feligresías o jurisdicciones parroquiales de La Laguna. En 1752 la vieja rivalidad entre ambas —Arriba y Abajo, la Concepción y los Remedios— tuvo una nueva manifestación. Según anotó el regidor Anchieta y Alarcón, «no salió la procesión del Cristo Predicador de los Remedios porque hubo algo de pleito, que los de los Remedios querían sacar la procesión y que no subiera a la jurisdicción de Arriba como es costumbre; los de Arriba decían que había de venir, y con eso no salió»[14]. Noticias posteriores parecen confirmar que en 1757 se modificó el recorrido, que quedó limitado a la collación de los Remedios; y aunque los feligreses de Arriba trataron de conseguir por vía judicial «que la procesión de la Conversión de la Magdalena haya de pasar a la parroquial de Nuestra Señora de la Concepción», sucesivos autos dieron la razón a la Confraternidad del Carmen[15].
Durante años las imágenes recibieron culto en una de las capillas de la nave del evangelio de la Iglesia de los Remedios, la fundada por el escribano Agustín de Mesa. La partida de entierro de Juan Jaques de Mesa en 1745 se refiere a ella como «capilla del Señor Predicador»[16]. Pero poco después serían trasladadas a la capilla colateral de la epístola, en la que se estableció la hermandad durante la mayordomía del acaudalado comerciante Andrés José Jayme. En unas cuentas correspondientes al período 1745 1755 se anota el gasto de 2.681 reales «importe de madera, oficiales, clavos y demás de la composición del retablo viejo donde está el Señor Predicador y la Magdalena»[17]. Gracias, de nuevo, a los apuntes de Anchieta y Alarcón podemos concretar algo más esta noticia: el «jueves 17 de agosto de 1747 quitaron el retablo de la capilla del Señor Predicador, a la entrada de la puerta del lado de la torre, a mano izquierda, para ponerlo nuevo. Era pequeño y labrado, como que había sido chiquito, y entráronle un cuerpo y pusieron arriba lo que estaba, que estaba dorado»[18].
Por un inventario formado en julio de 1781 conocemos en parte el ajuar de las imágenes, identificadas como «la hechura de Cristo Predicador con la de la Magdalena a los pies». Entre otras piezas, incluye dos juegos de túnica y capa para el Señor, uno de salida compuesto por túnica «de tela de plata en fondo encarnado» y capa «de lampaso morado», y otro para el nicho: «una túnica morada con ramitos de oro muy usada y una capa de tela encarnada mui bieja». También una camisa «fina», un cíngulo «de cinta de plata ya usado» y «un coginsito para los pies del Señor en el nicho». En cuanto a la Magdalena, quedan reseñados una túnica «de lampaso blanco, vn laso de cinta blanca con flores de oro», otra túnica para el nicho «de raso fondo pardo y ramos blancos», «vnos manguitos de la misma tela que la túnica», «una toalla de lienzo ordinario vieja» y dos pelucas[19]. Entre 1788 y 1791 la cofradía costeó a medias «la silla para San Pedro, cuya cantidad se dio para que sirviese también a Cristo Predicador en la función que hace la hermandad el Domingo de Ramos». Esta sede se conserva y en ella figura retratado en algunas viejas fotografías; una de ellas se reproduce en esta edición.

 Como se ha apuntado, la primitiva imagen del Señor fue remplazada en el siglo XVIII por la que ahora existe. Su atribución al pintor y escultor José Rodríguez de la Oliva (La Laguna, 1695-1777) se sustenta en la Guía histórica de La Laguna de Rodríguez Moure, que cita la efigie como «obra de Oliva, el Moño»[20]; esta catalogación ha sido aceptada por quienes posteriormente la han estudiado[21]. Su cronología plantea dudas, aunque lo más probable es que se optara por sustituirla durante los años centrales del siglo, cuando Andrés José Jayme patrocinó diversas iniciativas que renovaron la vida y el patrimonio de la cofradía; recordemos, por ejemplo, que en 1747 se reformó el retablo donde el paso recibía culto. Los pies del Señor fueron tallados en 1886 por Nicolás Perdigón Oramas, como él mismo dejó escrito en las rodillas[22], y como recoge un inventario de dos años después que incluye «unos pies del Señor que formó el escultor de La Orotava don Nicolás Perdigón, a quien se enviaron con tal objeto los que tenía, y se hallaban perdidos»[23]. La primera imagen de la Magdalena probablemente subsistió, aunque deteriorada, hasta comienzos del siglo XIX. En unas cuentas presentadas en marzo de 1809, el mayordomo de la hermandad anotó diversos descargos por «una figura de la Magdalena»[24], cuya cronología valida su atribución al escultor Fernando Estévez de Salas[25]. Ahora procesiona cada Lunes Santo a los pies del Cristo del Amor Misericordioso, del mismo autor.
Una revisión de la prensa local del siglo XX y del material fotográfico relativo a la Semana Santa de La Laguna podría aclararnos cuándo dejó de procesionar la efigie de la mujer arrepentida. En el programa de cultos de 1964, por ejemplo, se incluye una fotografía del Señor en la calle, sedente y solo en su trono. Pocos años después fue adaptado para presidir el nuevo paso de la Entrada en Jerusalén por el imaginero Ezequiel de León, a quien se deben las representaciones de la burrita (1977), el niño hebreo, San Pedro y la Magdalena (1977) que acompañan y reciben triunfalmente al Salvador[26], junto a una antigua talla reformada de San Andrés. Se introdujo así un episodio que abre y enriquece el repertorio procesional de La Laguna. Pero a la vez, se acabó de perder un paso singular y elocuente que anuncia y predica la Pasión de Cristo. 


[1] De ahí, quizá, el título de Cristo Purificador citado por Moure para la imagen de La Laguna, aunque el que recogen siempre los documentos es el de Cristo Predicador.
[2] Espinosa de los Monteros y Moas [1983]; Gómez Luis-Ravelo [2002], p. 7.
[3] Martínez de la Peña [1997], p. 80.
[4] Rodríguez Morales/Amador Marrero [2009], p. 187.
[5] Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife [AHPT]: Sección histórica de Protocolos notariales, 2.312 [escribanía de Juan del Hoyo], ff. 453r-456r, 2/7/1662. Documento localizado a partir de una referencia ofrecida por Martínez de la Peña [1967], p. 479.
[6] Mesa Martín [2008]; AHPT: Sección histórica de Protocolos notariales, 3.609 [escribanía de Andrés Hernández Pinto del Castillo], ff. 84r-86v.
[7] Tarquis [1960], p. 67.
[8] Jiménez Sánchez [1960a, b, c].
[9] Rodríguez Morales [2000], p. 46
[10] Cioranescu [1977-1979], t. II, p. 284.
[11] Así me lo ha indicado amablemente el profesor José Roda Peña, de la Universidad de Sevilla.
[12] Archivo de la Catedral de Nuestra Señora de los Remedios, La Laguna [ACLL]: Libro I de acuerdos de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen, ff. 49v-51r.
de Nuestra Señora del Carmen, ff. 49v-51r.
[13] Ibídem, ff. 98v-99v, 103r.
[14] Diario y apuntes del regidor D. José Antonio de Anchieta y Alarcón [1705-1767], registro 1.289. Agradezco esta referencia —y las citadas más abajo— a Daniel García Pulido, que ultima la edición de estas interesantísimas noticias.
[15] Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de La Laguna [AHDLL]: fondo histórico diocesano, legajo 1.315, documento 59.
[16] AHDLL: fondo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, La Laguna, Libro VIII de entierros de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, f. 28v.
[17] ACLL: Libro de cuentas de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen comenzado en 1755, f. 6r.
[18] 18 Diario y apuntes del regidor D. José Antonio de Anchieta y Alarcón [1705-1767], registro 841.
[19] AHDLL: fondo histórico diocesano, documentación organizada por pueblos, caja 9, documento3, ff. 17r-17v.
[20] Rodríguez Moure [1935], p. 61
[21] Padrón Acosta [1943], p. 23; Tarquis [1960], pp. 19-20; Hernández Perera [1963], pp. 38-39; Fraga González [1983], p. 84; Calero Ruiz [1987], pp. 299-300; Rodríguez Morales [2000], p. 46.
[22] Hernández Perera [1963], p. 39.
[23] ACLL: Inventario formado por la camarera de la imagen de la Magdalena.
[24] Jiménez Fuentes [1986], pp. 61-63.
[25] Rodríguez Moure [1935], p. 61; Padrón Acosta [1943], p. 23; Tarquis [1960], p. 20; Tarquis [1978], p. 557; Fraga González [1983], p. 20; Rodríguez Morales [2000], p. 46.
[26] Guerra Cabrera [1987], pp. 248, 251-254.


TRANSFORMACION DEL PASO
Una novedad destacable, por lo insólito del hecho, fue la transformación de la imagen del muy antiguo y tradicional Cristo Predicador para adaptarlo a un nuevo paso que saldría por primera vez en la Semana Santa de 1973: la Entrada de Jesús en Jerusalén.
 
Carlos Rodríguez Morales, Historiador del Arte

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.